A los que habéis leído los capítulos anteriores, seguramente os preguntaréis el porque titular a este capítulo la caída y no la búsqueda de un propósito vital que sería el orden más lógico. Y tenéis toda la razón, pero como todo en la vida hay variables que no se pueden controlar y eso me sucedió a mí.
Tras un fin de semana de lluvia y mal tiempo, la semana se iniciaba con buena pinta, tenía un objetivo claro: descubrir cual era mi propósito vital.
¿Pero cómo conocer mi propósito vital? Cómo conocer algo que no había sido capaz de lograr en más de 47 años.
Ante las dudas, le pregunté a Andrea si ella conocía su propósito vital y como había llegado a descubrirlo. Hablamos de diferentes técnicas que ella había utilizado en sus viajes por oriente, a las cuales sería complicado que yo pudiera acceder desde aquí, pero había una que si que podía probar y era la hipnosis para encontrar nuestro propósito de vida.
La verdad es que cuando escribo estas palabras, aún me sorprende que una persona tan racional como yo pudiera confiar en algo como lo que os estoy escribiendo, pero me imagino que es la desesperación por curarse es lo que te empuja a probar nuevas cosas.
Volviendo al tema de la hipnosis, seleccioné varios videos en Youtube y probé. Y os tengo que confesar que funciona, tras la primera sesión fui capaz de ver cual era mi propósito vital y que no era otro que el de compartir mis conocimientos con otros y ayudar a desarrollar a personas más jóvenes. Este es el motivo que me llevó a escribir este relato y a escribir mi blog. Pero de esto hablaremos en el próximo capítulo.
Pero aunque la semana que parecía empezar con buen pie se truncó de repente con una llamada de teléfono. Esa llamada que es capaz de romper todo lo que has estado construyendo lentamente a lo largo de las anteriores semanas.
La llamada era de mi médico de familia diciendo que la médico de la mutua había solicitado mi alta.
Ella, que me había hecho una visita de dos minutos donde solo me había preguntado: ¿Por qué estaba de baja?, sin dejar casi explicarle toda la situación, preguntar nuevamente ¿estas tomando medicación? y al decirle que no, su respuesta fue “bueno, te doy cita para de aquí tres semanas aunque seguramente ya estarás de alta”
Y tanto que esperaba que estuviera de alta ya que en menos de 48 horas había remitido a mi médico de cabecera la petición de mi alta.
Fue mi médico que me informó del tema y me dijo que no me preocupara que él enviaría un informe rechazando el alta, ya que él si sabía en la situación en la que me encontraba.
Esa llamada fue como un jarro de agua fría, mientras que la semana anterior había empezado a ver la luz al final del túnel y notaba que me estaba curando, incluso me había marcado el objetivo de volver en un mes. Tras la llamada y frente al pánico, que me causó el pensar que me tenía que incorporar sin estar aún curada, volvieron los ataques de ansiedad. Tuve varios ataques como los del principio, volví a no dormir por las noches y a no poder comer, tenía una presión en la garganta que no me permitía tragar nada.
Me sentía como esa persona que se rompe una pierna y empieza la rehabilitación y poco a poco va apoyando más, y empieza a dar sus primeros pasos, pero de repente fuerza demasiado y cae. Y tras la caída necesita hacer reposo de nuevo, perdiendo lo que había avanzado anteriormente.
Yo no me había forzado pero si que había una médico que me había intentado forzar, rompiéndome de nuevo. Si su intención era incorporarme de nuevo al trabajo, su efecto fue todo lo contrario. ¿Cómo se podía ser tan insensible en un tema tan complejo como la salud mental?
Al final el tema de solucionó ya que mi doctor rechazó el alta, pero el daño ya estaba hecho.
Os he querido relatar este episodio ya que seguramente muchos de vosotros también tendréis vuestras semanas de caídas. Unas provocadas por un facultativo insensible a este tipo de patologías, por falta de comprensión por parte de vuestros amigos o familiares o cualquier otro motivo. Pero lo importante es que sepáis que llegarán ninguno de vosotros os libraréis de esos días/semanas de bajón y tenéis que estar preparados para hacerles frente y volveros a levantar.
Los días/semanas de bajón llegarán, nadie se libra de ellos, lo importante es estar preparados y volvernos a levantar.
Una vez tienes claro tu objetivo, tu propósito vital, puedes hacerle frente a todo y levantarte tantas veces como sea necesario.
Como conclusiones de este tercer y corto capítulo os diría:
- Hay imprevistos que nunca se pueden controlan y que pueden alterarlo todo.
- Lo más importante de caer es volverse a levantar
-Todavía hay mucha gente que considera que las enfermedades mentales no son enfermedades reales, a pesar de que están reconocidas como tal. Os adjunto un par de enlaces de la OMS y la Confederación de Salud de España, hablando de la importancia de la salud mental.
- Y que nos queda mucho por hacer dentro de las empresas, primero para evitar que nuestros colaboradores sufran enfermedades mentales y en el caso de que las sufran apoyarles para su pronta recuperación sin presionarles, al igual que haríamos en cualquier otro tipo de enfermedad física.
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